PRÓXIMA COMIDA

De momento, sin previsión :·(

Por favor, animaros y me decís quién y cuándo organiza la próxima comida.













31-12-2011 Nochevieja 2011.
El año del dragón de agua

Ayer estaba viendo en la tele que en Madrid están celebrando el año nuevo chino y me dije: "Macho, otro año y yo todavía no he escrito el blog de Nochevieja". Así que me puse manos a la obra.
Como el año pasado nos fue bien la cosa, este año hemos repetido en el Molino Jabonero. Eso sí, este año no hemos vuelto a preparar la comida los hombres y hemos dejado que las mujeres se luzcan (bueno, y algunos hombres). A pesar de haber preparado una comida coral, el menú quedó redondo, como si un solo cocinero lo hubiera planificado y preparado. Naturalmente, nosotros también salimos redondos después de tanto tragar, pero ¿quién podía resistirse a probarlo todo?
Para aprovechar el alquiler nos fuimos por la mañana y estuvimos comiendo al solecito. Sin duda, entre todos, los que más aprovecharon fueron los niños que no pararon de entrar y salir (la mitad de las veces saltando la valla) y de correr por todas partes.
En un momento dado se les cayó la pelota al río y ahí estuvimos entretenidos varios padres un rato hasta conseguir rescatarla. De chiripa no caímos ninguno al río. Y, sospechosamente, a los pocos minutos volvió a caérseles. Parecía que la hubieran tirado adrede para volver a disfrutar del espectáculo de rescate y, si se terciaba, de algún chapuzón. Por si acaso, decidimos dejarla allí.
A medio día nos dedicamos a los callos que hizo Javi y a la barbacoa que sobró del bogavante campero. Se estaba de fábula al solecito y hasta pegaba la cerveza, pero nos cortamos porque no era plan de liarse y recibir el nuevo año durmiendo la mona.
La comida fue informal, de pie y a base de arrimarse "voluntarios" por la cocina. La plancha no paró hasta que vimos que el perro se comió su parte correspondiente. Yo creo que otra media docena de filetes se habría comido, pero tampoco era plan de malcriárselo a Germán. Lo importante es que el animal ya es, sin duda, amigo nuestro y en próximas visitas empezará a menear el rabo en cuanto vea asomar nuestros coches por la punta del camino. Y siempre es bueno llevarse bien con un mastín de ese tamaño.
Después de comer entretuvimos a mis niñas (las tres) poniendo la mesa para la noche. Más que nada por quitarlas del frío de la calle. Está bien que los pequeños se vayan acostumbrando a colaborar a ver si en unos años preparan ellos la comida de vez en cuando. Estuvimos escuchando música con cubatita a la orilla de la chimenea. Y no se oía mal, para ser un móvil conectado directamente a unos altavoces de ordenador bastante cascados (son del mismo modelo que los míos, así que no te digo más, lo menos tienen 20 años). Mientras tanto, las señorasaprovecharon para intercambiarse las bragas (las braguitas rojas de Nochevieja, no seáis mal pensados). Y luego para casa a maquearnos y darle los últimos toques a la comida.
Cuando llegamos a cenar y vi cómo venían las chicas me alegré de no haberme venido en chándal como había estado pensando. ¡Vaya modelazos! Como he dicho antes, a pesar de que cada uno traía un plato, la comida estuvo bien coordinada. No fue como suele ocurrir en la fiesta que tenemos una serie de platos deslavazados y terminamos poniéndonos morados de tapas variadas. Bueno, en esto último sí que ocurrió como en la fiesta.
En fin, vamos allá con el menú. Espero no olvidarme de nada porque hace ya mes y pico y mi memoria ya sabéis que es regularilla. Si se me olvida la niña en la piscina, imagínate el menú del mes pasado. Sé que cuando lo preparan todo los mismos, puede perdonarse un error, pero así da más coraje, parece algo personal. Y encima no tengo todavía las fotos para copiarme. Vamos allá, pero por favor, si se me olvida algún plato, no me lo tengáis en cuenta.
Empezamos con unos entrantes: gambas cocidas, patés, queso y unos embutidos (jamón, salchichón...)
Luego seguimos con los boulevan rellenos de cóctel de gambas. Claramente, el cóctel de gambas mejora dentro del bouleván respecto a comerlo en un vaso. ¿Qué le aporta el vaso? Y después un poquito de lomo a la sal que tampoco estaba mal.
A estas alturas yo ya estaba cenado pero continuamos con una sopa de calabacín con gambas y/o callos según el gusto de cada uno.
Y de segundos tuvimos albóndigas de rosada, solomillo relleno de ciruelas con una salsita rosa súper bonita y cochinillo asado. Estuvo todo buenísimo y los platos bien presentados que alguno daba pena comérselo. Según Javi, cuando vio el cochinillo espatarrado en la bandeja parecía que estaba dormidito y daba pena despertarlo. Luego, una vez troceado y repartido en platos, se deshizo esa magia y terminó en las panzas como todo lo demás manjares que tomamos.
Cuando terminamos los segundos apenas faltaba un cuarto de hora para las doce así que, en lugar de apresurarnos, decidimos recoger y tomar las uvas antes de continuar con los postres. Personalmente creo que vino bien tomar unos minutos de descanso para pillar los postres con más ganas y disfrutarlos en vez de engullirlos a la bulla. Aunque lo cierto es que después de las uvas ya no volvimos a sentarnos. Hacia ese momento llegaron la Rubia y Francis con sus niños para tomarse las uvas con nosotros. No sé cómo, se prendió un chapón que estaba en la chimenea, debajo de las tenazas y una jarrilla de aceite. Como el chapón impregnado en aceite no era fácil de apagar ni era plan de sacarlo ardiendo por medio de todos, lo echamos a la candela para que se consumiera y se lió una humareda que nos tuvimos que salir a la calle, a pesar del frío que hacía. Pero era imposible aguantar esa zorrera y la chimenea ardía con unas fogaradas que salían por arriba y se veían desde la calle. Con las chispas y las llamaradas que echaba la chimenea sólo nos faltó el dragón de agua para celebrar el año nuevo chino. Por curiosidad he preguntado en el mercado y no creáis que es fácil encontrar dragón. Igual podríamos haber disfrazado al cochinillo, no sé. A ver si el año que viene, con más tiempo, buscamos el animal correspondiente. Espero que no toque el mono, el perro ni la rata. Ya lo vamos mirando y lo hablamos, si eso.
Bueno, como decía, las uvas las tomamos en la calle, bajo cero, y las escuchamos en la radio de un coche. Allí nos dimos besos y abrazos y, en seguida volvimos a entrar para los postres, el cotillón, el bailoteo y los cubatitas.
De postre había flan de turrón, muy suavito, y una fuente de chocolate con unos palillos para meter trocitos de fruta. Estaban divinos los trocitos de fruta fresquita con el chocolate caliente. Y las mamás y los niños disfrutaron de lo lindo. Sólo de ver las caras llenas de chocolate de los pequeños ya lo paladeaba uno. Si alguno lo quiere hacer en casa y no tiene el electrodoméstico "fuente de chocolate", puede usar una fondue y llenarla de chocolate.
Como adelanté, ya no volvimos a sentarnos a la mesa y los postres nos los tomamos como encartó. Luego sacamos las bolsas de cotillón y ¡A BAILAR!. A partir de aquí, no voy a contar más. Ya sabéis, "lo que ocurre en Las Vegas se queda en Las Vegas".

ESTATUTOS
Un poco antes de la medianoche, aprovechamos para firmar los estatutos. Ya sólo falta que Tote se los de a Juan y él los lleve a Justicia y nos legalice. El caso es que los firmamos alegremente, sin mirarlos, así que lo mismo ahora el Tote es dueño de todas nuestras casas. Por si alguno quiere saber lo que firmó, los voy a enlazar aquí, para que durmáis más tranquilos. La junta directiva está compuesta por mí (presidente), Juani (vicepresidente), Isa (tesorera), Javi (secretario) y los vocales (Josema, Diego y Juan).
La primera dama y la segunda ya están buscando pamelas para ir apropiadamente vestidas en la toma de posesión y la tesorera está pidiendo presupuestos en varios concesionarios para comprarnos un coche oficial. En fin, creo que voy a presentar una moción de censura contra mí mismo antes de que nos volvamos todos locos.
VER ESTATUTOS

Sólo falta que me paséis las fotos y las recetas para que las pegue en el blog y las podamos ver todos.

1 comentario:

  1. Por curiosidad he mirado el horóscopo chino y resulta que el año que viene es el de la serpiente. Si os animáis, creo que podríamos comprarla "fresca" en cualquier tienda de animales.
    ¡Qué mala suerte! Ya podría haber tocado el buey como cuando nací yo.

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